¡ MI HIJO YA NO ES UN BEBÉ Y AÚN SIGUE MOJANDO LA CAMA !
Esa es una de las preguntas que muchos papitos se hacen hoy en día, pero a que se debe el hecho de que el niño no pueda controlar sus esfínteres, en realidad las causas son múltiples, desde la falta de buenos hábitos hasta problemas netamente orgánicos. Aquí les explicaremos a grandes rasgos porque se da y brindaremos algunas recomendaciones.
La enuresis infantil, es, en palabras simples, no poder o no querer controlar la emisión de orina. Existen diferentes tipos : la enuresis diurna, es aquella que ocurre durante el día y con el niño despierto; la mayoría de los niños logran controlar dicha emisión a los 3 – 4 años; la enuresis nocturna es aquella emisión que ocurre durante la noche, durante el sueño. También tenemos la enuresis primaria, que es aquella en donde el niño nunca ha podido controlar los esfínteres; mientras que la enuresis secundaria es aquella en donde el niño ha controlado sus esfínteres, pero que luego de algún evento emocionalmente significativo para él, o por razones netamente orgánicos han comenzado con el cuadro. Es necesario saber que un porcentaje de nuestros pequeños pueden presentar un episodio al mes.
Ahora preguntémonos ¿a qué edad mi hijo debe controlarse?, la respuesta es: a los 5 - 6 años, a esta edad el pequeño (a) debe poder controlar sus esfínteres adecuadamente, es decir, que no se hará la “pis” en la ropa; estas son edades referenciales ya que se considera que la madurez orgánica para el control de esfínteres está en torno a los 3 años.
Otra de las preguntas es ¿cuáles son las causas de no “aguantarse hasta ir al baño”?, primero debemos saber, que ellos no lo hacen a propósito, ya que pueden ser muchas las causas, ya sea a nivel orgánico, emocional, u otros; pero sea cual fuera el caso, debemos tener cuidado y de ser necesario asistir con un especialista. A nivel orgánico, se puede deber a un desarrollo lento de la vejiga, y rara vez es por problemas en los riñones. A nivel emocional, puede deberse a temores o inseguridades que el niño tenga, debido a cambios bruscos dentro de su entorno. A nivel psicológico, puede relacionarse a la necesidad que el niño tenga por llamar la atención, por el cansancio o estrés emocional que le proporciona su medio, la familia es el primer centro de interacción, los conflictos que en este se presente perjudicará directamente en el desarrollo adecuado de nuestro pequeño, en todas las áreas, así mismo la sobreprotección o el abandono afectivo también está relacionado de manera directa.
Y por último, la gran pregunta que todos nos hacemos ¿qué hacer para “curar” o tratar dicha situación?, lo principal es el asesoramiento familiar, el niño puede asumir un papel activo y responsable, llevando una agenda de las noches en que se moja y las que no, orinar antes de acostarse, es recomendable que el mismo niño cambie su ropa y sábanas mojadas y no tomar líquidos luego de cenar.
Algunos papitos, incluso, suelen pensar que el niño es un “malcriado”, “perezoso” y suelen quitarle importancia, castigarlos (como método correctivo) y/o burlarse de la situación, sin embargo lo único que podrán lograr con esa actitud, es que el problema crezca aún más, es mejor evitar los castigos físicos y reacciones de enojo, y por el contrario debemos felicitar al niño cada vez que no se orine en su cama, pero sobretodo no hacerlo sentir culpable de ello.
Es por ello que debemos tener mucho cuidado como es que manejamos dicha situación, y volviendo a recalcar, si vemos que no lo podemos hacer, pedir ayuda a un especialista, ya sea a un pediatra, si la causa fuera orgánica o a un psicólogo, si la causa fuera emocional – afectiva - conductual.
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